Vivimos en tiempos en los que se habla mucho, muchísimo, de la necesidad del diálogo entre las religiones. Podríamos aventurar que el ecumenismo intracristiano ha pasado a un segundo plano. Y de ahí que quiera reflexionar, en el espacio que me concede una columna, sobre el diálogo interreligioso desde un relato que narra el libro que abre la Biblia, el libro del Génesis. Cuentan las tradiciones hebreas (Gen. 14) que en una ocasión un grupo de reyes hicieron guerra contra los reyes de Sodoma, Gomorra, Adma y Bela. Éstos fueron derrotados y sus ciudades saqueadas. Lot, sobrino del patriarca Abraham, tampoco se libró del destino de sus conciudadanos sodomitas. Fue tomado preso, él y su familia, y sus bienes saqueados.
Recibió las malas noticias Abrahám, y salió junto con los suyos a liberar a su sobrino. Lo logró. Recobró todos los bienes de los reyes derrotados y también, por supuesto, a Lot, su familia y todos sus bienes. Cuando regresaba de su victoria salió el rey de Sodoma y el rey de Salem a recibirle. El rey de Sodoma, curiosamente, quiso darle todos los bienes recuperados, pero Abrahám se negó. Melquisedec, rey de Salem y también sacerdote de El-Elyon, se sentó a la mesa junto al patriarca, seguidor de Yahvé. Puso pan y vino sobre la mesa y bendijo en nombre de El-Elyon a Abrahám. El patriarca dio los diezmos de todo al rey sacerdote.
En este relato, si me permitís, podemos entresacar una magistral lección de convivencia y respeto entre tradiciones religiosas. Observamos entre ambos, el seguidor de Yahvé y el sacerdote de El-Elyon, la práctica de la comunión de mesa (pan y vino), actos de bendición y donación de diezmos. Todo en base a la solidaridad del patriarca Abraham con las personas de las ciudades saqueadas cuando acudió al rescate de su sobrino Lot y su familia. Posteriormente Melquisedec siguió sirviendo a su Dios, y Abraham al suyo. Curiosamente, siglos después, un cristiano escribiría una carta (Carta a los Hebreos) donde reflexionaría sobre la figura del sacerdote de El-Elyon como tipo del Mesías Jesús.
Creo firmemente que el mejor diálogo interreligioso, y no digamos el diálogo entre cristianos de tradiciones diferentes, es el que se basa en la acción conjunta de todas las tradiciones religiosas por construir un mundo mejor, la comunión de mesa, el acto de bendecirnos los unos a los otros y practicar la ayuda mutua.
De ahí que haya titulado mi columna “Yahvé y El-Elion se sentaron a la mesa”.... Qué mundo conseguiríamos, si como escribió alguien, alcanzáramos la paz entre las diferentes tradiciones religiosas que pueblan nuestras sociedades... ¡Otro gallo nos cantaría! Y cómo me gustaría escuchar su canto.
En este relato, si me permitís, podemos entresacar una magistral lección de convivencia y respeto entre tradiciones religiosas. Observamos entre ambos, el seguidor de Yahvé y el sacerdote de El-Elyon, la práctica de la comunión de mesa (pan y vino), actos de bendición y donación de diezmos. Todo en base a la solidaridad del patriarca Abraham con las personas de las ciudades saqueadas cuando acudió al rescate de su sobrino Lot y su familia. Posteriormente Melquisedec siguió sirviendo a su Dios, y Abraham al suyo. Curiosamente, siglos después, un cristiano escribiría una carta (Carta a los Hebreos) donde reflexionaría sobre la figura del sacerdote de El-Elyon como tipo del Mesías Jesús.
Creo firmemente que el mejor diálogo interreligioso, y no digamos el diálogo entre cristianos de tradiciones diferentes, es el que se basa en la acción conjunta de todas las tradiciones religiosas por construir un mundo mejor, la comunión de mesa, el acto de bendecirnos los unos a los otros y practicar la ayuda mutua.
De ahí que haya titulado mi columna “Yahvé y El-Elion se sentaron a la mesa”.... Qué mundo conseguiríamos, si como escribió alguien, alcanzáramos la paz entre las diferentes tradiciones religiosas que pueblan nuestras sociedades... ¡Otro gallo nos cantaría! Y cómo me gustaría escuchar su canto.
La palabra que me viene a la cabeza cuando leo tu entrada es: Utopía.
ResponderEliminarNo creo que casi nadie esté por la labor y además creo que lo más probable es que la mayoría de religiosos,de cualquier tendencia, que se prestase al diálogo lo hiciese para intentar llevar a los demás a su terreno.
Por cierto que me extraña (o no) que este tema, como no toca la ética sexual, no tenga tantos comentarios como el post sobre la homosexualidad.
Hay que ver qué mente tan calenturienta tenemos.
Maritornes, así es la vida... ¡un beso!
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